Es impresiónate como los autores de la biblia relacionaban la vida con ciertos elementos de la naturaleza para que podamos aprender y ser enseñados.
En el Salmo 1 David hace una comparación del ser humano con un árbol. En el versículo 3 dice:
Nuestra fuente de de agua es la Palabra de Dios |
Es momento de revisarnos y darnos cuenta del porque nuestra vida está como está. Sin embrago no sólo es estar prospero y bendecidos sino también dar frutos, imagínense un árbol de mangos en una casa y que no de frutos, lo más probable es que su dueño lo corte o solamente sirva para dar sombra. Pues no, debemos dar frutos y que estos se reflejen en servicio, amor, buen testimonio y ejemplo. Muchos en nuestras congregaciones solo asisten un domingo o a uno que otro servicio en la semana pero su corazón no esta comprometido estando como el árbol que no da frutos, muy bonito pero sin frutos, solo conformándose con ocupar un espacio. Es hora de ayudar, de servir y de trabajar en la obra del señor, así como también estar plantados en la palabra de Dios.
Ahora bien, el versículo 4 dice “No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento”. El tamo es una especie de paja o partículas de polvo, por ser pequeña y débil el viento la arrebata y la lanza de un lugar a otro. ¿Es nuestra vida así? Sin dirección, sin propósito. Si es así les tengo una buena noticia, Dios tiene para usted una vida con propósito y cosas hermosas.
Usted hace la elección ¿quiere ser una árbol seco, frondoso, con frutos o como el tamo que arrebata el viento?
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